Si Hades fuera chilango y Atenea la Primera Dama

junio 22, 2004

Habrá qué creer, en Cristo, en la paz o en Fidel

Un fragmento de 'habrá qué creer' de Alejandro Filio reza así, y al parecer en mi país necesitaremos algo mas que eso para creer en un México con mejores oportunidades.

En días pasados escuche hablar a nuestro presidente sobre los beneficios de un acuerdo migratorio con los E.U que brinde ventajas de trabajo a los migrantes mexicanos, y tengo que confesar que soy parcialmente culpable de que semejantes ideas estén definiendo los destinos de este maravilloso país.

Es triste escuchar a un presidente considerar a las mexicanos como materia de exportación; mano de obra barata para el fortalecimiento de una economía que los considera artículos desechables. Es una manera bastante detestable de aceptar que no puede hacer de este México una tierra de oportunidades cuando se tienen tantos recursos (humanos y materiales), da nauseas escuchar a nuestros representantes pelearse por las migajas del plato, después de todo los únicos que creímos en un cambio fuimos los votantes, los políticos aún creen en que una soberanía, identidad cultural y justicia social bien valen más de 40 millones de mexicanos sumidos en la pobreza esperando el acuerdo que los haga esclavos, con el sello de 'Hecho en México' tatuado a la espalda.

La realidad es que una industria energética 'propiedad de los mexicanos' de nada nos sirve si no tenemos un trabajo que nos dignifique y comida en la mesa. Nuestra identidad cultural se esta perdiendo en la marginación de todas las etnias indígenas propietarias de esta tierra y que les fue arrebatada primeramente por los españoles y después por los que se consideran mejores solo por vestir de frack, hablar ingles y tener una neurona de sentido común; si el gobierno Salinista nos metió dos meses en el primer mundo para asegurarnos dos décadas en el tercero no deseo imaginarme lo que puede pasar en un sexenio de aprendizaje democrático de la mano de políticos de la era Mesozoica.

Escuchar a los lideres de opinión hablar de nuestra nueva democracia puede ser tan reflexivo como decepcionante, es cierto que existen muchos con sentido común, y considerando la tercera ley de Newton aplicada a estos también los hay populistas y manipuladores, amparados por una libertad de expresión y libre empresa que suelen argumentan para disfrazar su falta de ética y compromiso social, utilizan el poder de los medios para hacer de este país un país de fanáticos y no de críticos.

No todo ni todos los que toman las decisiones están pensando en el 2006 y el hueso que administrarán, tenemos a un rector en la UNAM que esta haciendo de la máxima casa de estudios del país una plataforma de lanzamiento del intelecto mexicano, un gobernador del Banco de México que ha mantenido la independencia de este para beneficio de una economía que se devoran los países emergentes; ninguno de ellos argumentan un complot para cubrir sus ineptitudes, o levantan controversias constitucionales para defender los recursos del país dejando a miles de mexicanos sin empleo y fortaleciendo a los dos principales sindicatos del país. Ellos no hablan mucho porque sus acciones y resultados se pueden observar en los mexicanos.

Hoy puedo escribir esto sin el temor de que el CISEN irrumpa en mi casa fusil en mano y me recluya en Lecumberri con el pretexto de alterar el orden público, puedo levantarme en medio de una plaza y decir en lo que creo y lo que pienso, puedo escribir en un periódico o en una revista, criticar al gobierno y regresar al día siguiente a ese cafecito del centro a conversar de política con mis amigos. Hoy puedo soñar en un México con oportunidades para mis hijos, los de mis amigos, los de mis vecinos y los de mis enemigos, con una condena para los asesinos del 68 y del 71, con la educación suficiente para poder decidir en base a sus propios argumentos he intereses, sueño con un México crítico y sin pobreza, con una cultura fortalecida como estandarte en mundo cada vez mas estrecho; sueño en un México en el que habrá que creer.

Dedicado a todos aquellos que día a día se esfuerzan en hacer de este un país en el que se pueda creer, desde mi trinchera mi admiración y mis respetos.