Ciclos de regeneración
Nunca se porque, pero a veces requiero encerrarme a pensar y escribir, esta necesidad no respeta razones, comienza una mañana con un imperioso deseo por no salir de casa, cerrar puertas y ventanas; tomar papel, lápiz, café, tabaco y comenzar a expulsar todos estos fantasmas que agobian mi existir; no todo es depresión e ira, también hay amor, sueños e ilusiones entretejidas. A veces logro dominar mis deseos de apartarme del mundo, pero siempre será una latencia impuesta; hasta que un día, cansada de esperar explote y me confina a mi estancia.
Casi siempre se anuncia con un cosquilleo en el estomago, una molestia por la luz del día y una fascinación por la luz de noche; me molesta el tener que estar entre animales de misma especie, lidiar con los quehaceres del trabajo me producen cierta repugnancia y la nostalgia invade mi espacio, encuentro razones para pensar y escribir en cualquier rincón de la casa y ninguna para seguir con esta vida sedentaria y rutinaria.
En ocasiones hasta mi espacio me parece ajeno y me da por cambiar de residencia, hoy, al salir del trabajo me he preguntado que me retiene aquí, las razones por las que estoy aquí ya no me parecen tan importantes, a veces creo que he equivocado mi camino y lo que hago ahora no tiene con fin ultimo lo que en algún momento creí como cierto.
Aunque cada día me resulte más difícil que el anterior, es necesario alejarme del mundo para poder continuar viviendo en él, existen muchas razones para no aguantar mas este infierno que me visita continuamente, se que necesito tiempo para mi. Por ahora esperaré un par de días para poder quedarme en casa y sentar a la mesa a mis miedos, mis fantasmas, mis sueños y mis esperanzas para escribir los términos de la tregua en una utopía, a la que me aferraré hasta que nuevamente sea necesario reconsiderar las atenuantes y escribir una nueva sentencia.
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Pasele marchantito
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