Si Hades fuera chilango y Atenea la Primera Dama

febrero 24, 2005

Ciclos de regeneración

Nunca se porque, pero a veces requiero encerrarme a pensar y escribir, esta necesidad no respeta razones, comienza una mañana con un imperioso deseo por no salir de casa, cerrar puertas y ventanas; tomar papel, lápiz, café, tabaco y comenzar a expulsar todos estos fantasmas que agobian mi existir; no todo es depresión e ira, también hay amor, sueños e ilusiones entretejidas. A veces logro dominar mis deseos de apartarme del mundo, pero siempre será una latencia impuesta; hasta que un día, cansada de esperar explote y me confina a mi estancia.

Casi siempre se anuncia con un cosquilleo en el estomago, una molestia por la luz del día y una fascinación por la luz de noche; me molesta el tener que estar entre animales de misma especie, lidiar con los quehaceres del trabajo me producen cierta repugnancia y la nostalgia invade mi espacio, encuentro razones para pensar y escribir en cualquier rincón de la casa y ninguna para seguir con esta vida sedentaria y rutinaria.

En ocasiones hasta mi espacio me parece ajeno y me da por cambiar de residencia, hoy, al salir del trabajo me he preguntado que me retiene aquí, las razones por las que estoy aquí ya no me parecen tan importantes, a veces creo que he equivocado mi camino y lo que hago ahora no tiene con fin ultimo lo que en algún momento creí como cierto.

Aunque cada día me resulte más difícil que el anterior, es necesario alejarme del mundo para poder continuar viviendo en él, existen muchas razones para no aguantar mas este infierno que me visita continuamente, se que necesito tiempo para mi. Por ahora esperaré un par de días para poder quedarme en casa y sentar a la mesa a mis miedos, mis fantasmas, mis sueños y mis esperanzas para escribir los términos de la tregua en una utopía, a la que me aferraré hasta que nuevamente sea necesario reconsiderar las atenuantes y escribir una nueva sentencia.


febrero 18, 2005

Enamorada

Hoy estoy exageradamente feliz. ¿Será porque en un rato hoy te vere?

Para ti y por ti...

Belanova - Tus ojos

Viendo tus ojos
puedo descifrar el universo
El viento suave, el azul del cielo
al fin lo entiendo
Que este mundo gira
que algún día he de morir
pero contigo...

CORO
(uhhhh ahhhh uhh uhh)
y en esta historia...
(uhhh ahhhh uhh uhh)
no existe el tiempo
porque en tus brazos
te inventé el universo
al fin entiendo
que el pasado y el futuro solo existe hoy

Viendo tus ojos
puedo descifrar el universo
El viento suave, el azul del cielo
al fin lo entiendo
Que este mundo gira que algún día
he de morir
pero contigo...

CORO
(uhh ahhh uhh uhh)
y en esta historia...
(uhhh ahhh uhh uhh)
no existe el tiempo
porque en tus brazos
te inventé el universo
al fin entiendo
que el pasado y el futuro solo existe hoy

y hoy te amo...
y hoy te amo...
y hoy te amo...oh oh ohh ohh
y hoy te amo...oh oh ohh ohh


febrero 16, 2005

Mi lista sin ti

Llevo varios meses inmerso en esta rutina del vivir, trabajo y más trabajo es en lo que he gastado el tiempo, en ocasiones convivo con mis semejantes, la mayoría de las veces por necesidad; llego a casa para servir el café en la misma taza en la que lo serví ayer y seguramente en la que lo serviré mañana, tomo la ducha previa al descanso corporal por mas de una hora y calzo estas mismas pantuflas que me acompañan desde la universidad, intento no pensar mucho para descansar bien.

Sin embargo esta noche fue distinta, camino a casa, atorado en el tráfico de esta gran ciudad me he dado a la tarea de lamentar tanta perdida de tiempo, saco cuentas de lo poco que hago por mí y lo mucho que hago por esta empresa que ya tiene más de tres razones para mostrarme la salida. En un semáforo en rojo, justo cuando me pregunto por las horas que no encuentro en mi rutina suena el móvil, aunque su sonido taladra mis pensamientos y vocifero maldiciones a tan diminuto aparato, al ver la pantalla que anuncia al culpable de mis malos humores encuentro esas horas que igualan la ecuación.

Mientras hablo contigo me preocupa no matar a nadie, ya sea con el auto o con los argumentos, reconozco que cuando se trata de ti me cambia el semblante, la vida no parece tan carente de sabores, de razones; tu voz cambia este infierno que me impongo y del que se dice antecede al paraíso que tendré que merecer con lo hecho hoy. Soy afortunado de tener que esperar aquí y ahora, cerca de ti, cerca de tu aliento. Acordamos charlar en el café de siempre, mañana, después de las 21:00.

El resto del camino la transite sin pensamientos, sin premuras, sin maldiciones. Al llegar a casa tomo del buzón las tres tristes cartas de los bancos que son los únicos que aún me escriben (lo dejarán de hacer en cuanto salde cuantas con ellos), arrojo saco, corbata y un par de conclusiones al sillón; pongo en café en mi taza, enciendo un cigarro y me dirijo a mi cuarto para terminar con esta rutina.

Al entrar a la habitación escucho a mi extraño y buen amigo Block deslizándose entre la cómoda, camino al librero, ya en la parte más alta de este me pregunta por ti mientras esboza esa risa burlona y cómplice que solo los buenos amigos saben otorgar, le enciendo un cigarro para sentirme acompañado y me siento a hablar de ti. Hable por un par de horas de ti, en cada anécdota, en cada recuerdo un risa se dibuja en mis labios; intento describirte con palabras pero aún ellas no son justas con lo que siento y creo de ti. Le hablo no solo de lo vivido sino de lo que deseo vivir, de los sueños en los que estas aún sin saberlo.

Tomo el último sorbo de café y cigarro, mientras exhalo aquel humo que me ha ayudado a tenerte en esta habitación, un último pensamiento sentencia lo que Block ya sabe, me he enamorado de ti; él sonríe, deja caer dos libros de aquel estante en el que me escuchaba y se aleja para regresar a la noche, me acerco para regresarlos a su lugar y me percato de sus intenciones; un recopilación poética y un diario; este ultimo abierto en una lista de metas a lograr entes de los 30.

No queda mucho tiempo ya para hacer el balance de esa lista escrita a los 20; es curioso pero no estas tu, no esta en la agenda el enamorarme; ahora tendré que decidir si regresar a las intenciones de hace casi 10 años o describirte con palabras ajenas mientras arrojo la lista por la ventana. Por ahora solo espero compartir el café y la charla mañana.


febrero 10, 2005

Paranoia

En cada palabra tuya sospecho escondes un herida, en cada gesto tuyo sospecho me asesinas las intenciones, en cada despedida sospecho me dejas una idea que me destruye la fé. Padezco esta incertidumbre, esta ignorancia de ti que devora mi alma, estas intenciones tuyas que no comprendo, que me invitan a la locura. Veo detrás de tus ojos la sirena que hipnotiza al tiempo, que me consume la seguridad. Eres tan lesiva como adictiva, eres la droga que me hace creer que el mundo es mío, la resaca que acaba él y me deja esta realidad que me grita, que me aturde, que me mata.

Deseo impaciente encontrar el arma que termine con esto, un arma expectante, impaciente, agazapada en el cajón de la cocina, en las almohadas del sillón, en la oscuridad del café; la tomaría entre mis manos, caminaría hacia ti, la apuntaría directo al corazón y en un segundo acabaría contigo, con esta incertidumbre, tomaría tu cuerpo inerte para buscar en él lo que escondes, lo que ocultas de mi; me debería tu sangre para unirla con la mía, me comería tus pensamientos para entenderte, me pondría tus ojos para observarte. Lo que reste lo enterraría en el jardín, en una fosa muy profunda para estar seguro que no escaparas, y pondría tu diario junto a tu corazón para que no te olvides que alguna vez estuviste conmigo.

Plantaría rosas a tus pies e imaginaria que me visitas, que sigues conmigo, que me perteneces; tomaría a manos desnudas cada uno de tus frutos, cada una de tus rosas, dejaría que cada espina penetre mi carne al tiempo que encuentro una nueva razón para resucitarte, para volverte a matar. En cada nuevo amanecer, cuando la brisa matinal despierta a los capullos, me sentaría junto a ti, a tu recuerdo, sobre la hierba, tomado de tu mano, observaría como los pétalos se abren, esperaría a que se sientan seguros, regocijantes del nuevo día, entonces, te daría un beso en la frente, caminaría furtivo hacia ellos; les arrancaría uno a uno, viéndote a los ojos, tan lejos tu de mi como yo de ti, al final, los tomaría todos para convertirlos en una esencia de odio, para untármela en el cuerpo y disuadir esta necesidad que tengo de ti.

Pondría orugas en tus tallos para que no te sientas sola en las horas que no estoy contigo, para que se alimenten de ti, les vería crecer, tendrían ellos todos mis cuidados, todas mis atenciones; les tatuaría en las alas mi necesidad de ti, les dejaría libres y en su partida podré creer ya no te necesito más. Observaría en ellas todos los sueños que me negaste, todos tus desplantes, toda tu indiferencia; te irías de aquí a pedazos y a pedazos te esparcirías por el mundo, por mi ciudad, por mi barrio, serias alimento de las aves, y ellas sabrían cuanto te ame, y cuanto te odie; este amor, este odio tuyo y mío siempre volará de regreso a casa, para observarte desde la ventana, desde los árboles, y estará seguro que no me abandonaras mas.

En la noches, cuando salga de casa a caminar, a reconocer este infierno viejo, sabré que en cada mariposa de esta ciudad existimos ambos, tú nunca mas estarás lejos de mi, no tendrás el poder de lastimarme de nuevo, y seguirás estando conmigo en las mañanas, en las rosas y en las mariposas, en esta ciudad.


febrero 04, 2005

Y lo volvería a hacer

El fracaso es una de las realidades más difíciles de aceptar, pero cuando ese fracaso hace referencia al amor es aún más difícil, las secuelas preocupan más que el hecho de haber fracasado, casi siempre nos quedamos con la ultima cuenta pesando en el esfuerzo y recursos que invertiremos en amortizar las deudas, los sueños rotos, las malas horas y llevamos las conclusiones a la siguiente aventura.

Si bien es cierto nunca se considerará justa la conclusión mas injusta es la factura que se pasara a la siguiente ilusión, lo prudente sería pues, discernir con una taza de café en mano y una ducha de sinceridad hasta que punto es realidad ese saldo rojo que lamentamos, es entonces cuando se aconseja tomar un hoja de papel, dividir el espacio en partes iguales y anotar en estos aciertos, certezas, dudas, omisiones y equivocaciones; sentarnos y observar lo escrito no llevará a una conclusión distinta.

Al terminar la reflexión y la sinceridad lo mas probable es que nos demos cuenta que el enamorarse no es del todo la perdida de sueños que se podría pensar en ese momento, si no me cree recuerde los momentos juntos, aquellos instantes en los que palabras, miedos y expectativas se dejan de lado para vivir el momento, recuerde esos momentos en los que se fue uno solo, lo que se aprendió de la persona amada, ahora esas ilusiones rotas no suelen ser tan sombrías, recuerde la felicidad que se obtuvo con solo considerarlas como una realidad.

Solemos anteponer nuestra utopía de amor a la realidad y si esta no es lo que pensamos palidece, creemos saberlo todo y tomamos como un hecho que es nuestra ilusión la verdad única, somos egoístas y hasta presuntuosos al creer que no hay nada mejor que lo que esperamos. De mi ultimo fracaso me quedo con todo, con lo vivido y lo esperado, con los retos obtenidos y con la soledad que hoy me ayuda a escribir, después de todo enamorase siempre será digno de esfuerzo, si esta vez no logré hacer que la persona amada tomase el mismo reto siempre existirá un mañana que me permita creer que ahora si tendré mas sueños por vivir que sueños que lamentar.